Parece que Microsoft tiene ganas de marcha, y lo está demostrando últimamente. Cuando empezó a hacer spam en todos los ordenadores de Windows del planeta para sugerir instalar Windows 10, nadie podía imaginar lo que se acercaba. Era curioso, hasta gracioso. Muchos se pasaron al otro lado por motu propio, atraídos ante la imagen de una optimización moderna y una interfaz con un toque futurista junto a varias bonificaciones que prometía tales como un incremento de la estabilidad de juego. Por otro lado, aquellos fieles que estaban a gusto con su Windows 7 y 8 (el 7 gana por amplia mayoría) no se quejaban, siempre y cuando, se les dejara mantener su elección. Parecía que iba a ser así, pero se llevaron una tremenda sorpresa cuando vieron que Windows 10 es obligatorio.
Windows 10 es obligatorio, punto y final del libre albedrío
¿¡Por qué, Bill Gates, por qué!? gritaron muchos con el puño alzado al cielo. Microsoft ha usado una lógica aplastante: » creo un sistema operativo nuevo que a algunos los gusta, pero soy cool y no fuerzo a nadie a instalárselo… Vaya, veo que muchos usuarios de Windows 7 se niegan a actualizar sus ordenadores. Habrá que respetar sus opiniones. A partir de ahora Windows 10 es obligatorio«. Cabe mencionar que Windows Update, la herramienta que gestiona las actualizaciones del sistema, aparece en las cláusulas de condiciones que se tienen que aceptar para instalar Windows 10. Concretamente, el »contrato» indica que no se podrá deshabilitar Windows Update, por lo que las actualizaciones futuras serán automáticas y el usuario no tendrá ningún tipo de control sobre ello. Esta condición se ha hecho para evitar lo que está ocurriendo actualmente, y es que muchos internautas con otras versiones de Windows han desactivado Windows Update, imposibilitando a Microsoft forzar la instalación de su querido y reciente sistema.
El panorama es el siguiente: enciendes al ordenador para echar unos vicios a Steam y vas a hacerte un café mientras. Cuando vuelves, si has tardado unos diez minutos te encontrarás con algo parecido a un embarazo no deseado: tu ordenador ha empezado una actualización automática de sistema operativo. Ojalá no tengas prisa, porque tiene para un rato. Los usuarios que no han estado pendientes del ordenador cuando lo encienden (lo más normal del mundo, no tendría por qué estar pendiente uno) se han llevado un chasco enorme, pues nada más encender Windows aparece un cronómetro que te avisa de que se va a actualizar sí o sí, dando las escasas opciones de posponerlo un par horas o un día como mucho.
Esta agresiva política de Microsoft tiene una razón, y es que se ha puesto como objetivo que para el 2018 el nuevo sistema operativo esté instalado en por lo menos mil millones de dispositivos. Parece una broma, pero recordemos que estamos hablando de Bill Gates. Hasta la fecha, las cifras no se acercan al objetivo marcado, aunque quizás en un futuro no muy lejano aumenten las tasas de instalación. Sin embargo, deberían plantearse el uso de métodos forzosos como este para evitar tener en contra los usuarios que se negaban a instalar el sistema nuevo, porque decirles para chulo yo y decirles que Windows 10 es obligatorio quizás no sea la mejor manera de convencerles..