En el mundo de las aplicaciones de tipo social destacan unas pocas por la experiencia de los usuarios. Así como Happn en su momento revolucionó el género, Tinder no se quedó atrás. Lanzada en 2012 y con más de 50 millones de usuarios, esta aplicación que empezó probándose en el campus de la Universidad del Sur de California lideró el mercado de citas y encuentros a través de dispositivos smarphone.
El funcionamiento de Tinder es mecánicamente sencillo: una vez registrados y rellenados nuestros datos se nos mostrarán perfiles de otros usuarios del sexo que hayamos marcado como preferencia. La información que recibiremos de ellos será la necesaria que esa persona quiera mostrar, por lo que en general consistirá en un par de fotos y unos detalles descriptivos del usuario respecto a gustos particulares o aclaraciones sobre lo que está buscando en la aplicación. Y de ahí dos opciones: ¿Tiene algo que nos llama la atención? ¿Físicamente nos atrae esa persona? ¿Parece alguien divertido con quien hacer un café? Le damos al corazón. De lo contrario, cruz. Si cuando ese usuario vea nuestro perfil le da al corazón, se abrirá automáticamente una conversación entre ambos. De lo contrario no existe forma dentro de Tinder de hablar a otro usuario.
Tinder nos conectará con usuarios con los que tengamos gustos del mismo tipo
Por curioso que parezca Tinder ha creado todo tipo de conexiones entre usuarios: relaciones esporádicas, parejas frente al altar y amigos para toda la vida. El factor que decide qué ocurrirá cuando dos usuarios sean compatibles es, claramente, la disposición y objetivos de cada uno en ese momento. El momento en que cada uno se encuentre en relación a su vida amorosa hará posible una buena relación o una mala experiencia para aquellos que vayan a decidir encontrarse cara a cara.
Tinder está disponible para Android y iOS de forma gratuita. Nominada en 2014 como la App del año por los Premios Enter.Co, supone una curiosa herramienta para conocer gente con gustos parecidos.