Se acerca el verano y aumentan las ganas de tomar el Sol donde podamos hasta chamuscarnos. En la época que nos encontramos está de moda ponerse moreno rápidamente en cuanto hace buen tiempo, factor que denota poder permitirse horas de playa o unas vacaciones en la costa (aunque anteriormente estar moreno significaba que se trabajaba en el campo y era igual a ser de clase baja). Esa prisa por pasar horas poniéndonos morenos lleva años poniendo en alerta al sector farmacéutico, pues aumentan en considerable medida los casos de melanoma y de cáncer de piel. Es por ello que se ha desarrollado, entre otras variantes: Smartsun, una pulsera que será nuestra mejor aliada en tiempos calurosos.
Smartsun no es una simple pulsera de la que fardar como una Power Balance. Aunque su funcionamiento es puramente químico, se considera un producto tecnológico porque servirá de gran ayuda a vigilar el nivel de Sol que estamos tomando. El objetivo prioritario (y único) de la pulsera es avisar cuando haya que volver a ponerse crema solar o, si se lleva demasiado tiempo, dejar de exponerse al Sol. Este útil invento se desarrolló en la Universidad de Strathclyde, en Escocia. Promete ayudar a ser consciente del riesgo que tomamos pasando demasiado tiempo bajo el Sol sin protección o sin renovarla.
La pulsera Smartsun es una gran defensa contra el exceso de Sol
El funcionamiento de este invento es bastante simple, pero eficaz: cuenta con un indicador UV que al recibir la radiación de la luz solar reacciona químicamente, cambiando de color según la cantidad total que le llegue. En un primer momento, el color de la Smartsun será amarilla y cambiará a beige cuando haya recibido una cantidad decente de radiación solar. Para entonces deberíamos renovar la protección, es decir volver a ponernos crema. Cuando la pulse se vuelva de color rosa, significa que para nuestra seguridad tendríamos que dejar de exponernos al Sol. Para un bronceado que no nos cueste salud es recomendable seguir los consejos de la pulsera.
Hay muchas situaciones en las que no somos conscientes de la exposición a la que estamos sometidos y la montaña es uno de los mejores ejemplo. Que el aire fresco circule y nos sintamos fresquitos no quita que el Sol nos llegue de todas formas. La playa es, obviamente, uno de los casos en los que más encontramos a gente pasando el día entero tostándose en la toalla. Hasta con un día nublado podemos quemarnos igual si no vamos con cuidado. Tomar demasiado el Sol es perjudicial para nuestra piel, pues además de las enfermedades como el cáncer, nuestra dermis pierde elasticidad y, a la vez, capacidad de retener agua. Especial atención a los peques de la familia, que pasarán el día corriendo de aquí para allá y nadando sin parar sin darse cuenta de que se están quemando. Este verano, una Smartsun para cada uno. Se puede comprar un pack de 7 unidades por 7€, por lo que no es para nada caro con los problemas de salud que puede llegar a ahorrar a cada miembro de la família.