Seguro que esto es algo que a más de uno y de una le habrá pasado; el típico caso del móvil mojado, ya se haya caído en un cubo de agua, en una piscina, en la playa (ese selfie traicionero) o en mil situaciones más donde el teléfono por una u otra razón, ha acabado empapado. Muchos usuarios no saben cómo reaccionar ante este fatal desastre, que puede acabar en peor desenlace según lo qué hagamos con nuestro móvil mojado inmediatamente después de sacarlo del agua. A continuación os dejamos con las instrucciones que debéis seguir si vuestro smartphone se ha dado un capuzón sin nuestro consentimiento.
Y es que si nos diesen a elegir, preferiríamos un Gremlin chorreando a un móvil mojado, ya que éstos llevan media vida nuestra entre sus procesadores y demás elementos electrónicos. No hace falta ser el mayor de los genios para saber que el agua y la electrónica se llevan mal, por ello cuando se nos moja cualquier dispositivo, nos llevamos las manos a la cabeza.
Pasos a seguir para resucitar un móvil mojado
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Lo primero de todo, es cerciorarnos si nuestro móvil es resistente al agua o no. Quizás antaño, si se nos mojaba el móvil ya podíamos rezar, pero ahora hay muchos terminales que ofrecen resistencia al agua e incluso los hay sumergibles durante X tiempo a X profundidad. Es por ello que deberíamos saber de ante-mano si nuestro móvil cuenta con protección IP6X, siendo el más común IP67 o IP68, que protege al móvil del agua a nivel de inmersión. Si cuenta con este certificado, no debemos preocuparnos por nada; simplemente secalo con una toalla y a vivir la vida.
Pero si nuestro móvil no tiene esta suerte de certificación, aquí viene el procedimiento más común:
Tal y como lo saquemos del agua, retiramos la batería. Lo importante es que el agua no haga un cortocircuito haciendo de conductor entre los diferentes componentes electrónicos y se cargue alguna placa del equipo. Si tu móvil es unibody y no tienes acceso a la batería, apágalo lo más rápidamente posible.
Con la batería por un lado y el móvil por el otro, secamos el terminal ya sea con una toalla o con el secador, dejándolo al sol, etc. Si lo hacemos con el secador, tendremos cuidado de no recalentar demasiado el equipo, dejándolo enfriar una vez hayamos estado un rato exponiéndolo al aire.
Por último, ¿conocéis el mito de ponerlo a secar en arroz? Pues funciona. El arroz se llevará todo rastro de humedad del nuestro móvil; simplemente sumergimos el teléfono en arroz (ya sea en un bol, en un tarro…) y lo dejamos mínimo un día entero, según el calado. Cuando hayan pasado esas 24h, rezamos lo que sepamos y acoplamos la batería de nuevo, encendemos el terminal y esperamos a ver si responde o no.
Si vemos que el móvil no funciona como antes, muy probablemente haya sufrido las consecuencias del accidente, por lo que poco más se puede hacer por él. Convendría salvar datos importantes e ir pensando en adquirir un nuevo sustituto. No obstante, este es uno de los métodos que, en caso de chapuzones no demasiado intensos, suele funcionar en mayor medida.