Un trozo del incombustible sistema de juego de Magic: The Gathering, una pizca del carisma y la épica de World of Warcraft y un buen chorro del talento y la puntería de Blizzard. Esos son los ingredientes principales de Hearthstone, un fantástico juego de cartas tipo Magic que se basa en el universo y en la historia de World of Warcraft y que a mediados de abril aterrizó por fin en smartphones.
Desarrollado por Blizzard Entertainment (Starcraft, World of Warcraft, Diablo), Hearthstone: Heroes of Warcraft llegó a PC y Mac hace más de un año, pero su tránsito hacia el resto de plataformas ha sido más bien lento. Primero dio el salto a iPad, apenas un mes de su lanzamiento oficial, pero los usuarios de tablets Android no pudieron catarlo hasta diciembre de 2014. Ahora, el que es seguramente el mejor juego de cartas que puedes encontrar en la Apple Store y en Google Play, da el salto a smartphones con la certeza de conocer a la perfección el camino del éxito.
Se trata de un juego de cartas coleccionables en el que cada jugador elegirá a uno de los personajes del famoso universo de World of Warcraft (brujo, paladín, mago, etc), cada uno con sus habilidades especiales, y lo convertirá en el líder de un equipo de guerreros que tendrá que enfrentarse a otro jugador en la misma situación. Y por «guerreros» nos referimos a cartas coleccionables con una serie de habilidades, además de puntos de vida y de ataque, que pondrás a prueba en la Arena.
Hearthstone es gratuito, aunque incluye compras dentro de la app que te ayudarán a acelerar la formación de tu mazo. En cualquier caso, estas compras no son imprescindibles para disfrutar de un título que garantiza interminables horas de diversión (despídete de Candy Crush) y que facilita el aterrizaje de nuevos jugadores con varios modos de juego. Ofrece una colección de cartas enorme, por lo que las combinaciones de tu mazo serán prácticamente infinitas. Además, aunque se trata de un juego visualmente atractivo, se ha puesto el acento en la jugabilidad y se han dejado de lado florituras que sólo habrían entorpecido el frenético ritmo de cada partida. Un juego de diez.