Criar una mascota requiere tiempo, paciencia y dinero. Pese a ser un deseo de muchos niños des de la más tierna infancia juegos como Nintendogs se han hecho cargo de concienciarlos de lo que ser responsable de un animal no es tarea fácil. Tras diversos juegos cambiando de compañero al que mantener como perros o gatos, se empezaron a introducir criaturas fantásticas para aquellos que desearan cuidar seres de otro mundo. Aún así, el mecanismo de cuidarlas empezó a ser repetitivo, desgastando la experiencia del usuario. Partiendo de esta base, se abstrajeron los conceptos de tener criaturas bajo nuestro cargo pero se desglosaron en dos tipos de juego: aquellos que seguían enfocados en mimar y cuidar al compañero y aquellos que, con menos preámbulos, permitía cuidarlos a un nivel mucho más simple para centrarse en otro objetivo evitando el laborioso trabajo de cuidarlos. De ahí nace Dragon City.
El título nos pone a cargo del entrenamiento y cuidado de dragones, haciendo hincapié en su faceta como criaturas de combate, aunque tendremos la posibilidad de ponerles nombre para encariñarnos de ellos igualmente. Nuestro imperio en Dragon City empieza en una bonita pero virgen isla flotante hasta arriba de obstáculos como piedras, hierbajos y árboles. Es nuestro objetivo colonizarla de edificios para entrenar, criar y poder abastecer nuestros dragones.
Como es bien sabido, los dragones nacen en huevos. Para tener nuestras primeras criaturitas el propio Dragon City nos guiará, aunque para ello conseguiremos unos pocos básicos. Cada dragón es de un tipo diferente, bebiendo de la clásica gamma de tipos que juegos como Pokémon establecieron en su día (¿Quién no recuerda la ardua decisión de escoger a Bulbasaur, Squirtle o Charmander?). Sin embargo, los tipos de elemento (agua, viento…) no son los único que hacen acto de presencia, pues existen muchos otros fuera del eje y curiosos a la par como Mojito, Futbolista o Caballero.
Dragon City nos pondrá a cargo de misteriosos y feroces dragones
Prácticamente todos pueden ser comprados por monedas, que se pueden obtener de muchas formas, o con gemas, la escurridiza moneda de cambio que tanto cuesta conseguir. Se pueden usar también para acelerar las construcciones de edificios o las eclosiones de huevos. A medida que vayamos ampliando nuestra colección en Dragon City llegará la hora de cruzar distintos tipos de dragón para conseguir de nuevos. En la mezcla entrará una parte de aleatoriedad, por lo que aquellos más difíciles de conseguir tendrán menos probabilidad de aparecer por mucho que los padres sean los adecuados.
Dragon City nos hará plantear con cautela qué dragones aparear
Para subir de nivel a los dragones hace falta alimentarlos lo suficiente (no pasan hambre, pero quedarán atascados de nivel). Conseguir comida es imprescindible en Dragon City tanto o más que las monedas. Las batallas son una parte crucial del juego. Tiene un sistema de ligas en el que iremos escalando luchando contra los dragones de otros usuarios. Ganar nos recompensará en abundancia y endurecerá a nuestros alados amigos. A medida que vayamos subiendo de nivel los procesos tendrán duraciones más extensas, siendo posible la espera de varios días.
Si hubiese que mencionar un aspecto negativo de Dragon City sería las constantes sugerencias del juego de publicar nuestras acciones recientes en las redes sociales: subir un dragón al nivel 10, completar un edificio grande, etc. Si algo evita además que la experiencia se haga monótona es la isla central del mapa que contiene desafíos y combates temporales para conseguir tipos de dragón únicos. Al juego no le falta nada y promete horas de entretenimiento, duros combates y muchos dragones a los que fortalecer. Se encuentra disponible de forma gratuita para Android y iOS, aunque se pueden comprar elementos dentro del juego.