Una oda al reto constante. Esta es la máxima que persiguen los videojuegos de tipo Roguelike, que a pesar de constituir un género propio con más de cuarenta años de existencia siguen entrando cada temporada en las listas de los más aclamados. En consecuencia, aprovechamos la ocasión para trazar una pequeña lista con lo mejor que ha dado este género a lo largo de su historia.
El primer puesto lo ocupa The Binding of Isaac. Se trata de un título que requiere de numerosas horas de juego para llegar uno a adentrarse completamente en él. Llegó al mercado en 2011 bajo la influencia viva del Legend of Zelda, al que sumó los criterios y las ideas particulares de este género. Uno de sus puntos fuertes es el nivel de exigencia que reclama al jugador, puesto que es un juego rico en cambios a cada paso: numerosos personajes, bifurcaciones constantes y variaciones de todo tipo.
La segunda posición es para Hades. Fue lanzado hace tan sólo un par de años y está ambientado en la Grecia clásica. El jugador debe escapar del inframundo a toda cosa para dirigirse hacia la victoria, hacia el monte Olimpo. No plantea un recorrido sencillo, ya que está salpicado de enemigos y combates que se distribuyen por multitud de salas. Hades destaca por su narrativa, a través de la cual consiguió llevarse el premio a mejor juego independiente en los Game Awards de 2020.
Cerramos el ranking de la mano de Spelunky 2, que llegó como una versión mejorada de Spelunky tras doce años de silencio. Aquí nos topamos con un escenario en dos dimensiones cuyo argumento incide en ambientes de aventura y exploración. La protagonista viaja hasta la luna con la finalidad de encontrar a sus padres, con el riesgo que ello implica: adversarios horripilantes, cuevas peligrosas y engaños frecuentes. Además, incluye la opción de multijugador, algo que siempre es de agradecer.
Una identidad muy marcada
Los videojuegos Roguelike están dotados de una narrativa y una apariencia que proviene de la fantasía de los juegos de rol, donde todo gira en torno a los míticos escenarios de calabozos y mazmorras. Este elemento gráfico es sin duda uno de los aspectos esenciales que configuran el verdadero espíritu de este tipo de videojuegos. Pero los Roguelike se caracterizan además por desarrollar sesiones de larga duración, y es que otra de sus particularidades es el sentido aleatorio de las partidas. Es decir, cada vez que comienza una partida entran en acción distintos ambientes, objetos y personajes, por lo que la sensación de renovación está siempre presente. Esto es gracias a la arquitectura del propio videojuego, que incorpora el denominado sistema RNG (Random number generator). Esta tecnología se encarga de generar números de manera aleatoria, lo que llevado al juego supone la posibilidad de darle un toque imprevisible en todo momento, un factor clave para que la jugabilidad sea más atractiva.
La inclusión del sistema RNG viene avalado por el uso exitoso que hacen de él, por ejemplo, las plataformas de juegos de azar o las pasarelas de pago del comercio electrónico. En el primero de los casos, se trata de una pieza indispensable en las tragaperras online, donde las partidas no se entienden sin el componente de la suerte. Esto hace que no existan patrones medibles que faciliten la manipulación del juego, salvaguardando así el tono de azar que lo caracteriza. Lo mismo sucede en el momento de efectuar un pago a través de internet. La gran mayoría de las tiendas incorporan el sistema RNG para construir claves aleatorias en el momento de la autenticación del cliente. Se trata de un recurso que evita que los hackers puedan predecir las contraseñas.
Finalmente, la tercera característica elemental que define a un juego Roguelike es el relativo a la muerte del personaje. Cuando este muere, el progreso conseguido hasta ese momento no queda almacenado en ninguna parte, por lo que el jugador está abocado a empezar de cero. Sin concesiones.